CURACIÓN DEL NIÑO/A INTERIOR - CÓMO EMPEZAR
Primera Parte


La sanación involucra traer a la conciencia aquellas creencias y actitudes en nuestro subconsciente, que están causando nuestras reacciones disfuncionales, para que podamos reprogramar nuestra defensa del ego, y así poder vivir una vida saludable y satisfactoria, en lugar de solo sobrevivir. Para poder adueñarnos de nuestro poder para hacer elecciones por nosotros mismos sobre nuestras creencias y valores, en lugar de reaccionar inconscientemente a las viejas grabaciones. La Recuperación es el surgimiento de la conciencia. Es iluminación, sacando a las actitudes disfuncionales y a las creencias de la oscuridad del subconsciente y hacia la Luz de la conciencia.

En un nivel emocional, la danza de la Recuperación es adueñarse de y honrar las heridas emocionales, para que podamos liberar la energía de la pena, el dolor, la ira, el terror y la vergüenza que nos han estado dirigiendo.

La vergüenza es tóxica y no es nuestra, ¡nunca lo fue! No hicimos nada por lo que sentirnos avergonzados, éramos niños pequeños. De la misma forma como nuestros padres eran niños pequeños cuando fueron heridos y avergonzados, y sus padres antes de ellos, etc., etc. Esta vergüenza por ser un humano que ha sido transmitida de generación en generación.
No hay a quien culpar aquí, no hay malos, solo almas heridas, corazones rotos y mentes confusas.


El trabajo con el niño interior es de alguna forma trabajo detectivesco. Tenemos un misterio por resolver. ¿Por qué he sido atraído por el tipo de personas con las que me he relacionado en mi vida? ¿Por qué reacciono en ciertas formas ante ciertas circunstancias? ¿De dónde provienen mis patrones? ¿Por qué algunas me veces me siento tan: impotente; solo/a; desesperado/a; atemorizado; enojado; suicida; etc.? El solo hecho de hacer este tipo de preguntas, es el primer paso en el proceso de curación. Es sano comenzar a preguntarse sobre las dinámicas de causa y efecto en nuestra vida

En nuestra codependencia, reaccionamos a la vida desde un blanco y negro, correcto e incorrecto
, un paradigma de creencias que nos enseñó que era vergonzoso y malo estar equivocados, cometer errores, ser imperfectos, ser humanos. Formamos nuestra relación medular con nuestro ser y con la vida en la niñez temprana, basados en los mensajes que obtuvimos, el trauma emocional que sufrimos, y el modelo de los adultos a nuestro alrededor. Conforme crecimos, construimos nuestra relación con el ser, otras personas y la vida, en el fundamento que formamos en la niñez temprana.
Cuando teníamos 5 años, ya estábamos reaccionando a la vida a través del trauma emocional de las edades anteriores. Adaptamos defensas para tratar de protegernos y para satisfacer nuestras necesidades de supervivencia. Las defensas adaptadas a los 5 debidas al trauma sufrido en edades anteriores condujeron a más traumas cuando tuvimos 7, que entonces ocasionaron que ajustáramos nuestras defensas, que nos llevaron a heridas a los 9, etc., etc., etc.

La vergüenza tóxica es la creencia de que hay algo inherentemente equivocado en relación a quienes somos, a nuestro ser. La culpa es “cometí un error, hice algo incorrecto.” La vergüenza tóxica es: “Yo soy un error. Hay algo malo o equivocado en mi”.

Es muy importante comenzar a despertar a la Verdad de que no hay nada inherentemente equivocado en nuestro ser
, es nuestra relación con nuestro ser y con la vida lo que presenta una disfunción. Y esa relación se formó en la niñez temprana.

La forma en la que uno comienza una curación del niño interior, es simplemente volviéndose consciente.

Volvernos conscientes de que el principio gobernante en la vida es la causa y el efecto.

Volvernos conscientes de que nuestra relación con nuestro ser es disfuncional

Volvernos conscientes de que tenemos el poder para cambiar nuestra relación con nuestro ser.

Volvernos conscientes de que fuimos programados con falsas creencias sobre el propósito y la naturaleza de la vida en la niñez temprana, y de que podemos cambiar esa programación.

Volvernos conscientes de que tenemos heridas emocionales de la niñez con las que es posible entrar en contacto y sanar lo suficiente, para evitar que dicten la forma como vivimos nuestra vida hoy.

Ese es el propósito de la curación del niño interior, dejar de permitir que nuestras experiencias del pasado, dicten la forma en la que respondemos a la vida hoy. Esto no puede hacerse sin volver a visitar nuestra infancia.

Necesitamos hacernos conscientes, para elevar nuestra conciencia. Para crear un nuevo nivel de conciencia que nos permita observarnos a nosotros mismos.

Es de vital importancia comenzar a observarnos, nuestras reacciones, nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, desde un lugar desapegado de testigo que no avergüence.

Todos tenemos un crítico interno, una voz paterna crítica, que nos golpea con vergüenza, juicio y miedo. La voz del padre crítico se desarrolló para tratar de controlar nuestras emociones y nuestros comportamientos, porque obtuvimos el mensaje de que había algo malo en nosotros y de que nuestra supervivencia sería amenazada si hacíamos, decíamos o sentíamos las cosas “equivocadas”.

Es vital comenzar a aprender cómo quitarle el poder a esa voz crítica que nos avergüenza. Necesitamos comenzar a observarnos con compasión. Esto es casi imposible al inicio del proceso de la curación del niño interior, tener compasión por nuestro ser, ser Amorosos con nosotros, es lo más difícil de hacer.

Así, necesitamos comenzar a observarnos cuando menos desde una perspectiva más neutral. Convertirnos en un observador científico, un detective, el Sherlock Holmes de su propio proceso como fue. Tenemos que comenzar a ser ese detective, observándonos y preguntándonos de dónde proviene esa reacción, pensamiento, sentimiento. ¿Por qué me estoy sintiendo así? ¿Qué me recuerda esto de mi pasado? ¿De qué edad me siento en este momento? ¿De qué edad actué cuando eso sucedió?

Una de las cosas asombrosas sobre este proceso, es que conforme uno comienza a volverse más consciente de sus propias reacciones, también empezamos a volvernos más conscientes de otros. Comenzamos a ver cuando las personas en nuestras vidas están reaccionando como un niño pequeño, o adolescente, o lo que sea. Entre más conscientes nos volvemos de sus reacciones, más fácil es dejar de tomarnos su comportamiento como algo personal, lo que facilita desapegarnos de nuestras propias reacciones y observarnos.

Es un proceso asombroso y milagroso, que puede ayudarnos a cambiar nuestra relación con nuestro ser, con otras personas y con la vida. Volvernos más conscientes, más alertas sobre una nueva forma de mirarnos a nosotros mismos y a la vida, es el inicio de un proceso de aprendizaje para perdonar y Amar a nuestro ser.

Un detective siempre busca la causa y el efecto. Al volvernos un detective, resolviendo el misterio del por qué hemos vivido nuestras vidas como lo hemos hecho, podemos comenzar a liberarnos de nuestro pasado. Al hacer la curación del niño interior, podemos comenzar a aprender cómo estar realmente vivos, en lugar de solo sobrevivir y soportar .

Este artículo continúa en el próximo boletín.

un abrazo y mucha luz
Paola

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