SOLTAR EL TEMOR

En nuestra realidad están incluidos todos nuestros programas, memorias, creencias, apegos, emociones y expectativas. Lo hemos venido trayendo a través de los años. Hemos estado ciegos y sordos por millones de años. Estamos totalmente anestesiados buscando el amor, la aprobación y el aprecio en los lugares equivocados y de la gente equivocada. Buscamos éxito, poder y cosas materiales pensando que eso nos “hará felices”. Intentamos cambiar a la personas porque pensamos que si ellos cambian seremos felices. Constantemente desestimamos nuestro poder porque pensamos que nuestra felicidad depende de otras personas o circunstancias externas.

¡Detengan el mundo, me quiero bajar! ¿No sientes a veces deseos de querer gritar esto?. Ahora bien, estamos en el medio de la canción así que necesitamos bailar hasta que finalice. Podemos cambiar el baile y como debe finalizar si sólo soltamos. Es imperativo despertar y ver las cosas como realmente son. Debemos dejar de permitir que nuestra falsa realidad nos controle. Sé lo aterrador que es soltar todo lo que pensábamos que era real. Nuestro temor es inevitable cuando soltamos lo conocido y abrazamos lo desconocido.

Lo hermoso que sucede cuando aprendemos a soltar y sanar, es que todo lo que estás buscando, lo que tu alma anhela, reside en lo desconocido. Por supuesto que sentirás temor al soltar la realidad como ya la conoces pero lo debes hacer de todas maneras. Sabe esto, si estás dispuesto a pedir ayuda la ayuda estará allí para ti. Todo lo que necesitas hacer es pedir porque tienes libre elección. El Universo no puede intervenir si no solicitas su ayuda. Cuando tomas 100% de responsabilidad por tu realidad y le das permiso a Dios para que te tome de la mano, te guíe y te proteja. No estás solo/a. Pide y recibirás.


Permanece dispuesto a observar el temor, sabiendo que no eres ese temor. Estas por encima de él. Haciendo esto el temor se disolverá y desaparecerá. Tan pronto como el temor se va la inspiración vendrá y te regresará al paraíso ¡aunque sea solo por un segundo! Y cuando la próxima memoria de duda o temor aparece continua soltando, momento a momento. Cuando se presente el temor hazme un favor: Respira. Lo primero que hacemos cuando el temor aparece es dejar de respirar, sólo este pequeño paso te servirá de mucho para soltarlo.


Piénsalo, tienes la posibilidad de ver al universo como Dios lo ve, sin temor. Es como verlo por primera vez, como un recién nacido. Es otra oportunidad para empezar de nuevo. La felicidad que estás buscando está ahí , atrevete a soltar tu temor, duda, opiniones y juicios . Agradece al temor cada vez que aparece por darte otra oportunidad para soltar. Es como la alarma de un reloj diciéndote que es hora de levantarte, hacer algo de forma diferente o quizá es momento de moverte, de actuar. El temor es algo que creamos en nuestras mentes y nuestra creencia en el mismo le da poder. Tan pronto como somos conscientes de esta verdad, el temor se desvanece.

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un abrazo y mucha luz

Paola



EL VIRUS DE LA VÍCTIMA

Adicción al Sufrimiento.......

Jugar el papel de víctima responde a un modelo cultural muy viejo, tan antiguo como nuestra civilización. Lo encontramos en toda la historia de la humanidad. En la actualidad, está en los libros que leemos, en la TV que miramos, en las noticias de los diarios, en las religiones, en la política nacional, en las relaciones diplomáticas internacionales, en las escuelas, en las relaciones de pareja, en las de familia, en las amistades, etc.

Estamos tan acostumbrados a ese papel, que se ha vuelto adictivo. En verdad, es una adicción socialmente aceptada que crea muchísima miseria física, mental y emocional. Jugar a ser víctima es un juego cultural que se ha cobrado y sigue cobrándose muchas bajas entre nosotros.

Una persona que juega el papel de víctima es alguien que sufre por diferentes razones y variadas causas. Puede ser que sufra a causa de necesidades básicas no satisfechas, de molestias físicas, de enfermedades, por falta de energía, cansancio, impotencia, desesperanza, indiferencia, falta de reconocimiento, confusión, traición, abuso físico, emocional o sexual, manipulación, explotación, opresión, abandono, persecución, entre otras cosas.

La resonancia que se activa cuando nos sentimos víctimas genera en nosotros pensamientos y comportamientos inconscientes, y sin darnos cuenta nos encontramos quejándonos interior o exteriormente, culpándonos a nosotros mismos o a los demás, o a la vida, o a Dios. Ese estado de queja crónico genera contracciones internas por donde las energías esenciales no fluyen bien y por donde se drena nuestra fuerza vital, lo que nos debilita enormemente.

Según la ley de atracción y sus principios, cuando emitimos la resonancia de “la víctima”, atraemos situaciones y personas que nos van a dejar sufriendo. Por otro lado, no nos es posible extraerle “el jugo” a la experiencia que estamos viviendo y nos vamos a ver repitiéndola infinidad de veces y de diferentes maneras, como si no tuviesemos opciones.

El “virus” de la víctima nos hace percibirnos a nosotros mismos como un ente separado del todo, que tiene que estar constantemente defendiéndose o atacando. Este “virus” también crea una resonancia de miedo crónico y se convierte en un círculo vicioso:

-Cuanto más miedo siento, más separación experimento;
-cuanta más separación siento, más solo/a estoy;
-cuanto más solo/a me siento, más me tengo que proteger de lo que me puedan hacer o de lo que me pueda pasar;
-cuanto más me tengo que proteger y defender, más encuentro la culpa en el otro;
-cuanto más acuso y culpo al otro, más separado/a me siento;
-cuanto más separado/a me siento, más miedo siento.

Y se cierra así este círculo vicioso, raíz causal del sufrimiento humano.

• Cómo detectar si estás jugando a la víctima

Cuando jugamos el papel de víctima:

- Reaccionamos a todo inconscientemente.
- Nuestra mente crea constantes situaciones de ansiedad o preocupación.
- Pensamos, interpretamos y analizamos (interna o externamente).
- Negamos lo que sentimos (“No hay problema”, “Está todo bien”).
- Suprimimos nuestras emociones (creando rigidez, contracturas, tensiones o enfermedades).
-Somos adictos al “drama” y a las situaciones o personas que lo crean.
-Usamos mucho las expresiones “debería” o “no debería”.
-Nos quejamos acerca de nosotros mismos o de los demás.
-Juzgamos, criticamos,
acusamos y culpamos a quien sea (interior o exteriormente).
-Repetimos una y otra vez, en nuestra mente, situaciones pasadas.
-Nos es difícil perdonar. Guardamos resentimientos muy viejos.
-Nos queremos vengar y cobrar lo que nos deben.
-Usamos el pasado doloroso para actuar o tomar decisiones en el presente.
-Tememos el futuro por lo que nos pueda traer.
-Ensayamos lo que vamos a decir o hacer, una y otra vez.
-No nos damos cuenta de que hay un momento presente. Lo ignoramos absolutamente.

Otra de las características principales que nos permite detectar cuando actuamos el rol de víctima es que nos da la sensación de no tener opciones. Cuando creemos que somos víctima le asignamos la responsabilidad a otro, culpamos. El otro es quien me enoja, me confunde, me engaña, me fastidia, me ignora, etc. Y lo hacemos sin reconocer que esa energía esta en nosotros y no en el otro. Por lo tanto el poder de mi bienestar está en manos de otro y somos víctimas.
Una manera de ser autentico/a y consecuente con la esencia natural, es honrar lo que me sucede en lugar de postergar, negar, evadir, resistirlo, quejarme, juzgar.

Ahora escribe con cuál o cuáles de estos rasgos te sientes más identificado/a.

Observa tu dialogo interno y conectate con la resonancia de tu cuerpo.

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un abrazo y mucha luz
Paola


PERDONAR

¿Cuál es la etimología de perdón o perdonar? En griego koiné esa fesi s y denota despido, liberación. Perdonar es soltar o liberar al que dañó o dijo algo indebido. Cuando perdono suelto el cuello del otro; lo dejo libre. Además de dañar emocional y físicamente, el resentimiento, el rencor y el odio producen el efecto contrario al deseado, por mientras que anidas estas emociones, el objeto repudiado vive indiferente.

"Perdonarnos y perdonar a los demás es algo que nos libera del pasado, nos sana"

El perdón es un proceso.
Puede que ocurra en un momento, pero esto no es lo habitual. Desarmar algo suele llevarnos menos tiempo en relación al que dedicamos a construirlo, pero igualmente toma su tiempo. Podemos tirar todo abajo con un golpe, pero el caos que originaria no nos aportaría paz. Y tendríamos algo más con lo que cargar.

El perdón conlleva una sucesión de momentos en los que nos vamos liberando de los juicios, de la rabia, de la necesidad de que las cosas hubieran sido diferentes, en el que aceptamos que no pudimos hacer nada más en ese momento, que lo que ocurrió fue tal como ocurrió, y que los que nos mantiene enojados, en el fondo, es nuestro ego herido que no resiste haber perdido una batalla, que no pudo imponer su razón o que las cosas no fueron como las tenía previstas.

Y, claro está, en esta dimensión donde reina el miedo, liberarnos de él en todos estos formatos nos toma un tiempo. No mucho, pero el suficiente para asegurarnos que estamos liberando el miedo y no maquillándolo con otros colores que nos molestan menos, pero que seguirán allí, maquillados.

De todas las lecciones que tenemos que aprender como seres humanos, pienso que el perdón es una de las más importantes, por eso nos cuesta tanto. Una vez que podemos perdonar, la compasión, la humildad, la tolerancia y hasta la paciencia se hacen posibles.

Antes de perdonar a otros, debo perdonarme a mí mismo/a.

Cuando te perdonas, también te puedes permitir perdonar a tus padres o tutores por aquellas situaciones o palabras que te causaron dolor. Hay muchos hijos resentidos y llenos de odio
contra sus Padres. Quizás los viejos esten a tres metros bajo tierra, pero mi niño/a interior se ahoga en rabia y odio contra ellos, es tiempo de soltarlos para sanar.

Otra verdad también muy importante para tener presente : el perdón es una elección. No podemos perdonar a la fuerza, ni por conveniencia, ni a pedido de nadie. Perdonamos cuando honestamente lo deseamos hacer, cuanto estamos listos y cuando entendemos, de verdad, que es la mejor opción.
Perdonamos cuando estamos deseosos de estar en paz, más allá de todo.


"El amor es siempre la respuesta a una especie de curación. Y la senda que conduce al Amor es el perdón. Al perdonar se disuelve el resentimiento".

Esta semana te invito a reflexionar con la siguiente pregunta..
¿A QUIÉN NO PERDONAS AÚN?....observa la que surge en tu mente, emociones y
cuerpo...y chequea que anhela tú corazón.

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un abrazo y mucha luz
Paola

PAREJA CONSCIENTE, UNIÓN SANA


La única pareja posible no es la simbiosis de dos egos infantiles
sino la colaboración de dos consciencias libres.


De la Fantasía a la Realidad:

Todas nuestras relaciones son espejos. El otro es nuestro maestro, nos devuelve aquello que necesitamos sanar. Nuestra relación de pareja es una oportunidad para “vernos”. A partir del reconocimiento de aprendizaje que nos ofrece el “otro” nos haremos responsables de nuestra vida y de nuestra felicidad. Así podremos compartir una relación sana y “real” con el otro.

En el momento en que creamos expectativas de que “el otro” nos va a dar todo lo que necesitamos, que nos hará feliz y que será para siempre, estaremos creándonos una realidad falsa y asegurándonos decepciones, sensaciones de fracaso y de infelicidad.

Ninguna relación nos aportará aquello que no nos aportemos nosotros mismos. Re-evaluar nuestras creencias y ver los patrones de nuestra familia de origen nos dará una “visión” más real de la relación de pareja: de las que hemos creado hasta ahora y de las que deseamos crear en el futuro.

La relación más importante en nuestra vida es la que establecemos con nosotros mismos. No podemos darle al otro lo que no nos damos a nosotros.

“La pareja para lograr una unión sana, primero debe prometerse que…

En el terreno intelectual, vamos a dejarnos el uno al otro , ser lo que somos. Me comprometo contigo prometiendo que de ninguna manera intentaré que me imites o que veas el mundo exactamente como yo lo veo. No cambiaré de parecer angustiándote con exigencias ,agresiones orales, mal humor, reclamando sin cesar un “quiero que pienses esto o lo otro”. Respetaremos siempre lo que somos sin sentirnos culpables, sin permitir que nadie intente imponernos conductas o ideales que no sean los nuestros. Tendremos derecho a expresar nuestra propia visión del mundo, aunque difiera de la del otro. NO nos impediremos ver ni oír lo que nuestra curiosidad nos pida.

En el terreno emocional, reconoceremos que no todos amamos de la misma manera. No nos someteremos a la tortura de querernos unir de un modo que no sea el nuestro. Nos amaremos como podamos amarnos, sin tratar de ser espejo, sin aspirar a una quimérica fusión, sin desear serlo todo el uno para el otro. NO nos encerraremos en una relación exclusiva, sino que iremos agregando a nuestro cariño el cariño por nuestros hijos, por nuestros parientes, por nuestros amigos, por aquellos a los que admiramos, por la humanidad entera, por todos los seres inanimados o vivientes, por ese impensable que llamamos Dios. Reconoceremos que el amor no es la búsqueda de la igualdad sino de la diferencia complementaria. NO seremos dueños ni propiedad el uno del otro, nos ataremos con nudos que siempre sabremos deshacer, nos ayudaremos a conservar en lo más profundo de nuestro ser un área privada, nos protegeremos mutuamente pero sin privarnos nunca de nuestra libertad. Caminaremos juntos bendiciendo cada uno de nuestros pasos, pero si nuestros caminos se separan, lo aceptaremos deseando lo mejor para el otro en su nueva vida.

En el terreno sexual, comprenderemos que el encuentro de nuestros cuerpos es un placer que debe ser explorado y desarrollado. La verdadera clave de una descendencia feliz es el goce con el que la engendramos. Tendremos hijos del placer, no del deber. Este placer será mutuo y sin límites. Nos permitiremos expresar nuestros deseos, solicitando ésta o aquella caricia, aceptando satisfacer las fantasías sexuales del otro pero teniendo también el derecho a negarnos. La sublimación y la abstinencia deben ser sinceras y no disfraces de la frustración.

En el terreno material, compartiremos un espacio pero nos permitiremos también tener un territorio personal, con la promesa de no invadir nunca el del otro, respetando nuestra necesidad de soledad y privacidad. Igualmente tendremos algún dinero común, pero conservaremos celosamente una independencia económica.

En ninguna parte soy algo de alguien, y en ninguna parte hay algo que sea mío.”

Si nuestra pareja evoluciona hacia un amor consciente, estas promesas se irán cumpliendo progresivamente hasta que formen parte de la realidad cotidiana.
un abrazo y mucha luz
Paola

ABUSOS

Un demasiado o un demasiado poco.....


¿Ya leiste estas Historias de Éxito? Mira Aquí TESTIMONIOS

“El abuso es lo que se opone a que yo me realice. Es un demasiado, o un demasiado poco”. A veces los padres son bárbaros Psicológicos

-Por exceso, “¿de qué me dieron demasiado?”: Demasiadas palabras, trabajo, juicios, normas, planificación, pedidos, comida insana…. También cuando hay invasión y dominio.

-Por carencias “¿de qué me dieron demasiado poco?”: información , comunicación, formación, confianza, espacio, tiempo, cuidados, atención, cariño, dinero, ropa… También cuando hay frialdad y ausencia.

Como vemos, puede haber abusos en los cuatro centros. Por ejemplo:

Abusos en el centro intelectual:

-Por exceso: te obligan a comulgar con las ideas políticas de la familia. Te tienes que “tragar” lo que ellos dicen.

-Por defecto: no te dejan estudiar lo que te gusta.

Abusos en el centro emocional:

-Por exceso: obligan al niño a besar a quien no lo desea, o a que le guste la música o la poesía.

-Por defecto: hay ausencia de madre o de padre

Abusos en el centro sexual:

-Por exceso: se invade la intimidad sexual del niño y se le obliga a darle placer al adulto.

La pedofilia tiene en su raíz un abuso sexual-abuso emocional. Si te quitan el placer y la emocionalidad sólo queda la erección.

Son frecuentes los abusos sexuales entre los primos. Es revelador saber que en la mayoría de las veces, se esconde una intención del árbol genealógico: dos hermanos (los padres de esos primos) realizan sus deseos incestuosos a través de sus hijos.

-Por defecto: se le prohíbe que explore y desarrolle su sexualidad de manera natural. Las limitaciones en la orientación sexual, en la adolescencia, a la niña se le obliga a ser femenina y a que le gusten los chicos y al niño, se le obliga a ser un machote y a que le gusten las chicas.

Abuso en el centro material:

-Por exceso: se le obliga a permanecer donde no desea, se le protege demasiado o se le da comida para “cebarlo”, en lugar de para alimentarlo. Hay que apuntar que este “cebar” a un niño de hidrato de carbonos y azúcares puede venir a compensar la falta de amor no reconocida conscientemente por los padres, “no te traigo mi atención y mi cariño, te traigo más golosinas”… las golosinas (y a veces también los excesivos regalos, pueden estar escondiendo un sentimiento de culpa de los padres por no ocuparse de su hijo de forma correcta).

-Por defecto: no cuidar la salud de su hijo, que carezca de lo básico, que no tenga un espacio íntimo dentro del hogar.

También hay abusos generalizados que afectan a la totalidad del ser:

-Los castigos injustificados o desproporcionados.

-El maltrato físico y psicológico en toda regla.

-El “robo de la infancia” y que consiste en no dejar que el niño sea niño, que juegue, que experimente, que se equivoque. Obligarlo a hacerse cargo de los hermanos menores. Querer que sea maduro de manera precoz y cargarlo con responsabilidades, secretos y problemas que no son propios de un niño. También el instigarlo a demostrar sus habilidades en concursos (como el niño prodigio de la película “Magnolia”) o a competir en deportes si esto no es su gusto.

Como reflexión personal podemos preguntarnos:

1.- ¿Qué abusos he recibido?

a) -¿Qué es lo que se da en exceso en nuestro árbol genealógico? Por ejemplo: “tomé leche materna hasta los cinco años de edad” “Con cinco años debía hacerme cargo de mi hermano pequeño”

b)-¿Qué es lo que se nos niega?

Tratemos de identificar todo lo que no obtuvimos en el pasado. Por ejemplo: “no tuve espacio, compartía la habitación con otros tres hermanos”

2.- ¿A qué repeticiones responde?

El árbol intenta que las nuevas ramas crezcan en las heridas que dejaron en el tronco las viejas ramas amputadas. Tiende a obtener a toda costa lo que no se ha obtenido en el pasado. Se crea con esto un sistema de compensaciones y contrapesos, un sistema que se auto-equilibra constantemente, ya que el medio es cambiante y sus elementos son dinámicos.

Por ejemplo: “muere la madre y la hija queda embarazada”

La ley del abuso es la repetición. La repetición del abuso nos convierte en “bonsáis”. En la tradición oriental, Bonsái quiere decir “crecer dentro de un marco”, o sea, limitado a lo que te obligan que seas. Siempre que existe abuso, se forma un nudo. El abuso es como un agua sucia que corre de arriba abajo en el árbol.

3.-¿Cómo sanar el abuso?

Hay una manera ineficaz, un desastre de solución:

Consiste en proyectar en mi realidad actual aquello que me traumatizó en el pasado a mí o a algún miembro de mi árbol.

“Mi padre me abandonó, siempre me busco novios que vivan lejos”. Se proyecta el dolor en esa pareja, para sufrir menos por lo que me hizo mi padre. En realidad no hay un deseo de unión. Si no se es consciente de lo que hay en la raíz de ese dolor, cuando el novio venga, le encontrará mil defectos y lo dejará.

Hay que convencerse de que no se puede cambiar el pasado, si podemos movilizar la energía Psiquica y emocional estancada, para poder formar vínculos totalmente nuevos.

¿Qué me produce hoy el abuso sufrido en la infancia?

1.-Lo que me hicieron me lo hago o lo hago.

2.-Lo que no me dieron no me lo doy o no sé darlo.

3.-Proyecto en la realidad mi historia de abusos. Sigo buscando relaciones en las que me abusen.

4.-Me quedo adict@ a las emociones negativas que me produjeron los abusos, me apego a ellas porque son las que asocio a las figuras principales de mi infancia.

Otras maneras eficaces para sanar los abusos:

-Aprender a decir “no, gracias”

-La confrontación

-Lo que no me dieron, me lo doy, y lo que no me dieron, lo doy.

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Paola