OCÚPATE DE TUS PROPIOS ASUNTOS


Sólo puedo encontrar tres tipos de asuntos en el universo: los míos, los tuyos y los de Dios. (Para mí, la palabra Dios significa «realidad». La realidad es Dios, porque gobierna. Todo lo que escapa a mi control, al tuyo y al de cualquier otra persona es lo que yo denomino «los asuntos de Dios».) Buena parte de nuestras tensiones proviene de vivir mentalmente fuera de nuestros asuntos. Cuando pienso: «Necesitas encontrar un trabajo, quiero que seas feliz, deberías ser puntual, necesitas cuidar mejor de ti mismo», me estoy inmiscuyendo en tus asuntos. Cuando me preocupo por los terremotos, las inundaciones, la guerra o la fecha de mi muerte, me estoy inmiscuyendo en los asuntos de Dios. Si mentalmente estoy metida en tus asuntos o en los de Dios, el efecto es la separación.

Si tú estás viviendo tu vida y yo estoy viviendo mentalmente tu vida, ¿quién está aquí viviendo la mía? Los dos estamos ahí. Ocuparme mentalmente de tus asuntos me impide estar presente en los 3 míos. Me separo de mí misma y me pregunto por qué razón mi vida no funciona. Pensar que yo sé lo que es mejor para los demás es estar fuera de mis asuntos. Incluso en nombre del amor, es pura arrogancia y el resultado es la tensión, la ansiedad y el miedo. ¿Sé lo que es adecuado para mí? Ese es mi único asunto.

Si comprendes los tres tipos de asuntos lo bastante para ocuparte de los tuyos propios, este conocimiento puede liberar tu vida de una manera que ni siquiera eres capaz de imaginar. La próxima vez que sientas tensión o incomodidad, pregúntate de quién son los asuntos en los que te ocupas mentalmente, ¡y quizás estalles en carcajadas! Esa pregunta puede devolverte a ti mismo. Tal vez llegues a descubrir que, en realidad, nunca has estado presente y que te has pasado toda la vida viviendo mentalmente en los asuntos de otras personas. Y si practicas durante un tiempo, quizá descubras que en realidad no tienes ningún asunto y que tu vida funciona perfectamente por sí misma .
un abrazo y mucha luz
Paola

SINCRONICIDAD, LA MAGIA DE LA VIDA

“La incertidumbre de las cosas no despierta miedo en quien está en la conciencia de la unidad, pues está seguro de si mismo. La voz de la verdad interior dice: abrazo a lo desconocido porque me permite ver nuevos aspectos de mi mismo”....

Sincronicidad
es un término originariamente acuñado por Jung que se refiere a la unión de los acontecimientos interiores y exteriores de un modo que no se puede explicar pero que tiene sentido para el observador, es decir, ese tipo de eventos en nuestra vida que solemos achacar a la casualidad, a la suerte, o a la magia.

¿has experimentado alguna vez el placer de encontrar a la persona exacta que necesitabas aparecida de la nada?,¿o recibiste la llamada de alguien del pasado de la que apenas unas horas antes te habías acordado sin motivo aparente?, ¿o ese libro que encontraste al azar que responde a la duda que te tenía bloqueado?. La sincronicidad nos representa en el plano físico la idea o solución que mora en la mente de la manera más fácil y sin apenas esfuerzo. Se trata de vivir el mayor tiempo posible en ese “fluir” que hace que la vida parezca una aventura permanente, un viaje de descubrimiento constante sobre uno mismo, sobre los demás y el universo. Decir sincronicidad es lo mismo que decir magia.

Hay unas condiciones óptimas de manifestación, un estado mental propicio para que puedan producirse y son los momentos personales intensos que nos obligan a estar muy pendientes de las señales del exterior, los momentos en que buscamos ayuda por intensas vivencias o crisis emocionales, los cambios bruscos, los viajes, los momentos de peligro, las muertes de seres queridos. Los momentos en que nos olvidamos de la seguridad, de lo conocido y trillado, del plan establecido, de lo que se supone que debemos hacer, son los que nos sumergen en un estado de alerta y apertura perfectos para ser consciente de esa dimensión simbólica de la vida que es la que al final nos da la clave no sólo para la solución de nuestros problemas, sino para hallar nuevas maneras de vivir intensa y conscientemente.

La fé juega en esto un importante papel, la fé en uno mismo, en la fuerza creativa del universo que nos guia exactamente a dónde queremos llegar, la certeza de que si existe un miedo que nos bloquea, también hay un amor que nos motiva a experimentar más allá de lo conocido; pero hemos de elegir la aventura y no el hastío. Somos lo que pensamos, y experimentaremos esa magia sólo si antes le damos la oportunidad creyendo en ella y invitándola a jugar en nuestras vidas.

Esos momentos difíciles o especiales nos han puesto en ese estado de apertura y recepción, de nosotros depende que sigamos en esa actitud de aceptación de esa fuerza universal que parece saber exactamente lo que precisamos y nos lo brinda generosamente. No es ver para creer sino creer para ver, pues lo que hay en nuestra mente es lo que hace que nos atraigan y que nos veamos atraídos hacia lo que es análogo. Esa es la manera en que todo se agrupa.

La simbología y el sentido de estos acontecimientos nos da el mensaje exacto que el universo representa para nosotros igual que si fuera una sesión de cine particular. Las ideas poseen una vibración, a otros niveles tienen forma y color que hace que atraigan lo análogo. Al atraer lo que se le asemeja podemos leer en la materia lo que realmente pensamos sobre nosotros mismos y del universo, y tomar decisiones sobre lo que deseamos ver convertido en realidad y lo que no.

Pero entonces me dirias ¿y porque no vivimos permanentemente en ese estado idílico en el que todo se resuelve, en el que la información fluye, en el que si fuera verdad seríamos como pequeños dioses creando lo que se nos antojara?. Pues siempre depende de que en la mente haya mensajes positivos, y emociones bondadosas en el corazón.

1.- El estado fluido es de muy elevada vibración y de una conexión intensa de mente y corazón, es decir, que el sentimiento es el que nos lleva a hacer tal o cual cosa,
es el que - valga la redundancia- da “sentido” a la vida. El sentimiento nos conecta directamente con el alma de las cosas y el pensamiento debe de contenerlo y construir sobre él pero nunca dejar de amarlo.

Normalmente experimentamos desde la idea preconcebida y decidimos luego que sentir por ella, emitimos un juicio antes de que la realidad se presente y hace que no veamos lo que es, sino lo que queremos ver, y la magia se desvanece bajo el peso de la razón sin sentimiento por el miedo a lo desconocido. El miedo y la duda corta el flujo instantáneamente.

2.- El estado fluido está en permanente movimiento.
Cada pieza del puzzle aparece en el preciso momento con la condición de pillarnos conscientes, despiertos, alertas y deseosos de recibirlas. Es como un juego en el que las reglas se van desvelando a medida que avanzamos. Las piezas nos vienen en forma de señales y analogías en la vida real y en forma de sueños mientras dormimos. El desentrañar el significado de esas señales es como aprender a descifrar las instrucciones del mapa del tesoro.

Las actitudes derrotistas, la negatividad que lleva al cansancio, a la rutina, a desear recibir constantemente en lugar de darse a uno mismo y a los demás, generan estados de bloqueo e inactividad. Para ver las señales hemos de hallarnos en camino.

3.- Fluir es confianza, certeza en las propias posibilidades y en las de la corriente creativa del universo.
Fluir significa trabajar por ese estado positivo interior que nos mantiene protegidos y dispuestos a abrirnos a nuevas experiencias y milagros. Mientras nuestro discurso interno (y externo) sea “creo”, “puedo”, “confío”, “busco y encuentro”, “resuelvo”, “disfruto”, “es posible” “si y además” y “me gusta”, todo irá bien sin ninguna duda.

Habitualmente los miedos, dudas y la falta de información de lo que realmente somos capaces y de nuestra verdadera misión en la vida nos bloquean y retrasan en el camino.
Nos hacen mirar al pasado con resentimiento y al futuro con cierto recelo. Aparecen los que yo llamo los “isidoros” (¿y si me pasa esto o y si me equivoco?), los “esques” (es que no sé, ya lo intenté pero...), los “siperos” y “noperos”, los “nopuedos”, los “estoesimposible”, y los “esdifícil”, “estoesloquehay”, “nohayotraopción” y demás programación negativa. Si eso hay en la mente, eso es lo que se materializará.

4.- Fluir no sabe de retenciones y por lo tanto tampoco del uso de la fuerza,
no es tanto vencernos sino convencernos, motivarnos y dirigirnos hacia lo que deseamos ver convertido en realidad. La reina de la fluidez, el agua, nunca se esfuerza demasiado en nada, busca siempre la salida hacia el mar.

Es muy común perdernos en luchar contra lo que queremos ver desparecer, lo que lo hace mucho más grande. Transformar el muro en escalera para lograr ver el otro lado suele ser mejor solución que darnos de cabezazos contra él.

5.- Fluir es seguir fielmente la voz de la intuición y comprometernos con ella; trabajarla hasta que sepamos distinguirla perfectamente de otras voces. ¿y como saber lo que es intuición de la voz del Ego?. Igual que el amor es el polo opuesto del temor, la intuición que viene de nuestro Ser interno es el polo opuesto de la voz del ego que nos habla. Son lo mismo, sólo que un polo es guiado por el amor y el otro por el temor.

La intuición soluciona siempre para el mejor bien de todos, habla bajito, viene en el momento oportuno y en sus ideas hay certeza y tranquilidad, nunca ataca a nadie, y se mantiene en el presente. Es el amor dentro de nosotros el que habla, lo que significa que se presenta en momentos de intensa conexión interna, cuando nos sentimos entregados a la vida. Sus soluciones son perfectas para ese momento. Suele ir seguida de un racional “ que tonterías se me ocurren” y la dejamos pasar.

El ego habla alto y es repetitivo hasta la saciedad. Tiene miedo y se defiende, sus ideas suelen ser del tipo ataque o huida, repasa sin cesar el pasado y va creando expectativas de futuro. Es el que tiene miedo el que se comunica, y por tanto sus soluciones nunca son definitivas y las situaciones se repiten de nuevo. Curiosamente estamos más prestos a creer en éste otro por ser lo conocido, lo que nos lleva a perder la oportunidad de experimentar la magia de vivir en la incertidumbre. Aprendiendo a amarlo, educándolo en la confianza y uniéndonos a él comienza la transformación interna. La guerra debilita, ¡la unión hace la fuerza!

un abrazo y mucha luz
EL CUERPO Y SU NATURALEZA

y Dios creó al Hombre,
…en cada minuto del día y de la noche
… en cada bebé que nace
… la Creación se manifiesta
… la belleza renace sobre la Tierra.


La Naturaleza crea a los seres humanos bellos, perfectos e idénticos en lo esencial de sus estructuras.

Cada uno de nosotros tiene una belleza especial, no según los caprichos del momento sino según las propias leyes de la Naturaleza.


Con frecuencia no confiamos en la Naturaleza, creemos que nuestro deber es corregirla, vigilarla, así creamos deformaciones en el cuerpo que se convierten en dolores y bloqueos.


Estamos programados para la belleza, el cuerpo conserva para siempre la memoria de su forma ideal, a pesar de las distorsiones que creamos, los músculos siguen siendo maleables y durante toda la vida tienen la capacidad de liberarse y aproximarse a la forma perfecta.


Lo adquirido incide más que lo heredado. Las costumbres familiares y en especial el mimetismo, deforman los cuerpos con mayor frecuencia.

En nuestro cuerpo, las paredes son nuestros músculos que todo han oído y nada han olvidado. En cada uno de ellos, en la espalda, el cuello, las piernas, el diafragma, la cara, se encuentra registrada toda nuestra historia desde el nacimiento hasta el día de hoy.

Nacimos con un cuerpo armonioso, flexible, alegre y desde los primeros meses de vida reaccionó a las presiones familiares, sociales, morales, así nuestro cuerpo fue sustituyéndose por otro cuerpo, muchas veces lo sentimos como extraño, lo descuidamos, no lo nutrimos adecuadamente, somos reticentes para aceptarlo y hasta en nuestro interior lo rechazamos. El cuerpo para conformar tuvo que deformarse

… “Cómo es adentro es afuera y… como es afuera es adentro”.


A veces es mas fácil comenzar cambiando la imagen, lo externo, pero esto al poco tiempo trae insatisfacciones, por eso es necesario liberarse de las programaciones del pasado para hacerse cargo del propio cuerpo y descubrir todo su potencial.

Vivir significa nacer continuamente.
Es necesario encontrar las llaves de nuestro cuerpo, tomar posesión de él y habitarlo.

Tomar conciencia, escuchar las sensaciones, los mensajes sutiles y variados del cuerpo, nutrir adecuadamente nuestras células y abrir el acceso a la totalidad del propio ser, para recuperar la autonomía, la vitalidad, la salud, la unidad.


…”Nuestro cuerpo es nosotros mismos.
Es necesario conocerse a sí mismo y aceptar la responsabilidad de conocerse mejor que nadie
Es tiempo de tomar conciencia de la relación entre el Todo que es el Cuerpo y el Todo que es el Universo, entre el movimiento continuo de los órganos del cuerpo y el movimiento de la tierra y el sol .
Nuestro cuerpo sin esperar consentimiento de la “inteligencia” reconoce las leyes cósmicas y se somete a ellas.
Cuando hayamos comprendido como nuestro cuerpo vive su vida, nos mostraremos quizá dispuestos a ayudarle a funcionar lo mejor posible, cuidándolo y asistiéndolo por métodos que tomen en cuenta su relación con la Naturaleza…”

un abrazo y mucha luz.
Paola