YO, MI PEOR ENEMIGO/A

6 Estrategias para el cambio

Con raíces tanto psíquicas como culturales, el autoboicot es un atentado a la felicidad personal que, con paciencia y las herramientas adecuadas, puede superarse.


Un artículo publicado por The New York Times se pregunta: ¿cuál es la finalidad del hombre de sabotear el éxito? Aunque resulte paradójico, hay quienes son felices desde el dolor y la decepción. ¿Qué puede llevar al hombre al autoboicot? ¿Qué le pasa a quien apuesta a ser víctima o a gozar con el sufrimiento? Se cree que, en mayor o menor medida, en algún momento de la vida todos podemos convertirnos en "masoquistas emocionales".

Resulta difícil imaginar un libro de autoayuda que enseñe al hombre a ser cada día más triste o a convertirse en un buen perdedor. Sin embargo, sería de gran utilidad para aquellos que encuentran una recompensa placentera siguiendo el camino inverso.

"De toda la psicología humana, el comportamiento autodestructivo está entre los más misteriosos y duros de cambiar", introduce en el tema el doctor Richard Friedman, profesor de Psiquiatría en el Weill Cornell Medical College, de Nueva York, uno de los centros mejor calificados para la investigación clínica y médica en los Estados Unidos. Es él quien escribe el artículo de The New York Times que cito al comienzo.

"Siempre a mí"; "la vida me engañó"; "no tengo suerte en nada"...

Quién no conoce una tía, una abuela, un vecino, un amigo o un compañero de trabajo que haya elegido o le tocó en suerte "ahogarse en una vida gris". Muchas veces no podemos entender cómo alguien persiste en la idea de elegir aquello que lo daña, no renuncia a lo que lo hiere o insiste en exponerse al riesgo y las dificultades.

"Boicotear es impedir o entorpecer la realización de un acto o de un proceso para conseguir alguna cosa. En el caso del auto-boicot , la propia persona se impone el freno con el objetivo de obtener algo que aparentemente no favorece su bienestar, pero que sí satisface algún deseo inconsciente. Podríamos plantearlo, metafóricamente, como una lucha interna entre las fuerzas del bien y las fuerzas del mal que libran, en el interior de la psiquis, batallas de diferente intensidad y frecuencia. Por un lado, una fuerza positiva impulsa a la autonomía y el desarrollo personal; por el otro, una negativa trata de impedir el crecimiento y la evolución."

Si bien muchos podemos ser víctimas de una sucesión de "malas rachas", no todos elegimos convertirnos en seres descreídos o esclavos de la resignación. No siempre una cadena de fracasos nos conduce a elegir este estilo de vida. Influyen la cultura, la educación, el cómo hayamos aprendido a atribuir lo "bueno" y lo "malo" de lo que nos pasa.

Cuentame tu condena

"¡Pobre de nosotros!"; "hija, ¡eres una desdichada!"; "no tiene suerte con las mujeres". Aunque parezca mentira, consciente o inconscientemente, desde la cuna tenemos la posibilidad de crecer y gozar con el sacrificio o el lamento.

O todo lo contrario.

Los humanos estamos enmarcados en una doble tendencia vital, la del instinto de vida y conservación, por oposición al instinto de muerte y dolor
. A lo largo de toda la vida nos balanceamos en torno a estas dos direcciones. Está lo que heredamos y está lo que decidamos poner en juego a la hora de elegir qué nos mobiliza o nos provoca placer.

Todo hace pensar que el recurso del auto-boicot emocional puede caernos como regalo de nacimiento o, al menos, se enseña y se aprende; así como se adquiere cualquier otra estrategia para vivir y sobrevivir.

Muchas veces es más cómodo asumir "una vida de sumisión y sacrificio", aceptar un "destino impuesto o torcido", o atribuir la desdicha al "castigo de los dioses", en lugar de asumir los riesgos o hacer los duelos necesarios con el objetivo de elegir un destino propio o promover el cambio que nuestra vida pueda llegar a necesitar.

Muchas personas se limitan, se disminuyen, piden disculpas permanentemente, eligen ser sumisas u obedientes porque creen que serán mejores.

Lo cierto es que quien boicotea su propia felicidad no necesariamente padece de algún trastorno de personalidad.

Hay varios estilos de personalidad que pueden convertirse en destructivos. Muchas veces, por dar un ejemplo, boicoteamos el éxito por exigencia desmedida. Las exigencias del mundo moderno, muchas ya impulsadas por viejos mandatos de "éxito y productividad", se convierten en un terreno pantanoso para los hiperresponsables o culposos.

Están quienes suelen ponerse objetivos demasiado elevados e inalcanzables y, en esa búsqueda, mientras desmerecen sus talentos y esfuerzos, se condenan al "fracaso" y la insatisfacción generalizada o permanente.

Aunque parezca mentira, hay quienes mueren con la idea de que "se vive para sufrir".

Al parecer, se trataría de llevar el arte del autoboicot a la conciencia y resignificar creencias y carencias emocionales.

ESTRATEGIAS PARA EL CAMBIO

En busca de una mejor calidad de vida, podría pensarse en:

1_Trabajar la autoestima. Quien posee una valoración positiva de sí mismo difícilmente sostenga acciones dirigidas a cumplir con la profecía de que, indefectiblemente, le irá mal.

2_Regular los niveles de exigencia y tolerancia a la frustración. Cuando no puede cumplir con alguna expectativa de logro personal o conseguir algo que se había propuesto, si su capacidad para afrontar frustraciones es pobre, se sentirá víctima de lo sucedido. Las acciones derivadas de ese suceso se dirigirán inconscientemente al autocastigo, lo que hará que se cumpla la profecía desgraciada que él mismo generó.

3_Cambiar de anteojos o ajustar el foco. Es muy difícil que a una persona le vaya mal en todos los órdenes de la vida. Lo que suele suceder es que muchos evalúan su existencia desde la negatividad. Son los que suelen ver el vaso medio vacío en lugar de medio lleno. De esta manera, magnifican lo que no cumple con sus expectativas y miran la realidad de modo extremista y catastrófico.

4_Revisar la compulsión al enojo y la culpa. Cuando logramos recuperar la autoconfianza, conseguirmos romper con un estilo de emocionalidad pasivo y limitante donde suelen reinar la ansiedad, la ira, la agresividad y el sentimiento de culpa.

5_Reconocer los beneficios de la "asertividad". Se trata de asumir un comportamiento más adulto y sincero en la comunicación, donde la persona logre manifestar abiertamente sus pensamientos y deseos, y defienda sus legítimos derechos, sin la necesidad de agredirse ni de someterse a la voluntad de los otros.

6_Reemplazar algunas palabras del diccionario cotidiano. "Es importante quitar del vocabulario personal expresiones tales como: siempre, nunca, todo, nada", para ubicarnos en el contexto de una realidad con matices. Esto puede ayudarnos en la valoración de las cualidades, capacidades y logros.
un abrazo y mucha luz

Paola

CRITICAR


¿Crees que alguien se beneficia cuando lo haces?

Siempre que estés a punto de criticar algo, decide primero que vas a aportar como alternativa positiva. Si no tienes ninguna alternativa, espera. Entonces la crítica no hay que hacerla, porque es inútil.


De modo que la crítica jamás trae la revolución. La crítica es buena como parte de un programa positivo. Así que primero decide el programa positivo y luego, sin perder de vista dicho programa, critica. Entonces tu crítica será muy valiosa, apreciada incluso por aquellos a quienes estas criticando. Nadie se sentirá ofendido por ella, porque al tiempo que criticas, continuamente mantienes una alternativa positiva en mente y luego propones algo.

Que en otras palabras se podría decir: Si no tienes nada que proponer, no tienes nada que criticar.
Cuando se trata de algo positivo deja de ser una crítica, se convierte en una opinión – quizás con propuestas .
Cuando es “crítica constructiva” (toca añadirle una palabra para diferenciar) se está dando la idea de lo que creo mejor, de lo que pienso, lo que veo, no lleva un tono de queja, ni de desprecio, ni de juicio. Aún así, le faltan ingredientes valiosos.

¿Cómo saber si fue constructiva o no una crítica?

Si la otra persona se pone a la defensiva o en actitud de justificación o si mi opinión no la tomó y me siento “dolido” por ello
. Esto nos da pistas de que no hemos tenido en cuenta un par de ingredientes valiosos en las relaciones y por la tanto importante cuando damos nuestra opinión .

Respeto al libre albedrio. El otro tiene tanto derecho como yo, a ser, pensar o hacer lo que quiera. Si hace algo que traspasa mis limites ya no se trata de criticar, se trataría de hacerle observar los limites y hacerle un pedido de no invasión. Si respeto el libre albedrio, cual es el sentido de criticar?

Reconocer que somos únicos. No hay otra igualita a mí, ni tiene que haberlo. Vivimos en un planeta de diversidad.


¿De dónde viene el hábito de criticar?
Creo que muchos de nosotros lo practicamos por repetición
, creyendo que habría un beneficio, como si la critica nos aportara algo.
Sin embargo, cuando yo soy la criticada, ahí la cosa no se siente bien, nos sentimos rechazados o tristes por decir lo menos. ¿Hay alguien que disfrute ser criticado? Creo que no. Entonces, si sabemos que nos daña, ¿Qué nos hace creer que al otro si le viene bien una crítica?

O sea, criticamos por inercia no por que usemos el sentido común.
Criticar es pelear con la realidad. Es decirle a la vida “creo que lo estás haciendo mal”, “pelear con la vida es mal negocio, la vida es más poderosa"

un abrazo y mucha luz

Paola

MI YO ANSIADO Y MI YO REAL

“Uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz sino haciendo consciente la oscuridad. Lo que no se hace consciente se manifiesta en nuestras vidas como destino. No hay luz sin sombra, ni totalidad psiquica exenta de imperfecciones, para que sea redonda, la vida no exige que seamos perfectos si no completos, y para ello se necesita la espina en la carne, el sufrimiento de defectos sin los cuales no hay progreso ni ascenso. ” – Carl G. Jung

Todos tenemos una doble vida: la vida que tenemos ahora, y la que potencialmente podríamos tener si tan sólo nos atreviéramos a ser lo que queremos ser. Si lleváramos a cabo nuestros sueños y le diéramos rienda a nuestra vocación, con seguridad habría menos crisis personales, profesionales y familiares.

Estar atrapados en la inercia acaba finalmente por matar el espíritu y la fuerza vital. El éxito, o la búsqueda del éxito, puede ser tóxico. Se gana en un frente pero se pierde en otros. La evidencia abunda: predominan los desbalances y las crisis personales y no sabemos cómo salir del pozo, o peor, ni siquiera nos damos cuenta de que estamos en el pozo.

Es inconcebible que el éxito sea unidimensional y sea medido en términos económicos. Por lo menos hay otras 4 dimensiones que tienen que tomarse en cuenta en la búsqueda del éxito integral y de la felicidad: la profesional, la personal, la familiar y la social. Una persona verdaderamente exitosa tiene un balance entre estas dimensiones.

El peso que tiene el dinero opaca a las otras dimensiones. Como si la valía de una persona estuviera directamente relacionada con la cantidad de dinero que se tiene.Y está comprobado que la gente típicamente tiene un "tope" que aunque se saque 100 millones de pesos o dolares eventualmente el efecto se erosiona, y al tiempo, se está en el mismo nivel de satisfacción que se tenía antes de tenerlos. Lo mismo pasa con un auto, un traje, un vestido o joyería nueva: el efecto se desvanece.Y sin embargo nos empecinamos a llegar al "éxito", entendiéndolo como status, dinero y poder, sin contabilizar los costos.

En una investigación informal entre gente de nivel socio económico A y B,el 80% de los entrevistados entre las edades de 35 y 60 años, confesaron estar utilizando alguno de los siguientes medicamentos: Ravotril, Somese, Alprazolam, Valium y Ritalin; y en otro rubro sustancias como la nicotina, el alcohol y en algunos casos hasta drogas. La razón: llenar el hueco, el vacío, parchar lo descosido, cubrir una deficiencia, lidiar con la sombra interna. Y La Sombra es algo serio.La Sombra es esa parte interna que nos tiene atados a una realidad que no queremos. Se encarga de sabotear, bloquear, frenar. Nos hace hacer cosas que no son buenas para nosotros, como si fuera una fuerza que no nos deja florecer.

La sombra nos hace ser focos de la calle y oscuridad de la casa; no nos deja hacer ejercicio, nos hace comer mal, beber de más, pelearnos con la gente que queremos, y lo peor, no nos deja desarrollar nuestra parte creativa e incorporarla como parte de nuestra vida cotidiana.

Hay una propensión humana para pertenecer, estar afiliado y parecerse a los demás. Si se era demasiado original, vistoso o creativo, se ponía en juego la pertenencia a la tribu y por andar de novedosos y arriesgados, se corría el riesgo de quedar aislado y por ende,sentenciado de muerte. A Sócrates lo mataron, Galileo se salvó por astuto y Van Gogh fue segregado; ellos eran "diferentes".

Por eso el borreguismo, la programación de las personas para que hagamos lo mismo, la obsesión por ser "normal"y comportarse como la mayoría.

El mundo está lleno de copias. Es poca la gente que se atreve a ser ella misma y vencer a La Sombra.Casi todos sabemos que si hiciéramos "x" o "z" y dejáramos de hacer "h" y "j", nuestra vida podría cambiar por completo. Pero La Sombra nos tiene dominados.La Sombra desaparece con luz y con la claridad.

El primer paso es la claridad y la honestidad mental de que La Sombra existe dentro de nosotros y que es una fuerza que nos frena y nos sabotea. No se puede vencer a un enemigo que no se le da el crédito de su existencia.El segundo paso es vencerlo.Un empresario de 74 años parece haber realizado esto de manera intuitiva, todos los días me levanto con flojera, siento ganas de volverme a dormir; pero me levanto a las 7 y me pongo a hacer ejercicio, lagartijas, sentadillas ,etc (lo hace diario, excepto los domingos, desde hace 52 años).

Cuando salgo a desayunar, ya bañado y vestido, la psiquis me cambia por completo, estoy listo para el día".Este empresario no tiene panza, es cintura 32, tiene buenos hábitos y desborda energía. A sus 74 años está por emprender lo que sería su quinto negocio.Habrá quien opine que a esa edad se podrían hacer mejores cosas, y que es imposible conocer su grado de felicidad, pero lo que se resalta es que a La Sombra se le tiene que vencer día a día.

Otro empresario de 48 años, millonario y con cáncer,decidió dejar su trabajo y ponerse a pintar. Un alto ejecutivo abandona su carrera corporativa y se pone a escribir. Ambos, forzados por fin a vencer a La Sombra,se dedican a algo que les da gratificación y le dan tiempo a personas que quieren.

Lo paradójico es que la enfermedad acaba por ceder y sienten que por primera vez realmente viven la vida.¿Habrá que esperar que nos dé un infarto o algo parecido para despertar?. El tercer y último paso para quitarle fuerza a La Sombra es identificar la Luz: rescatar sueños enterrados, darles vida a viejos o nuevos anhelos. Esto no es sencillo, pero podríamos empezar por preguntarnos ¿qué es lo que estaríamos haciendo si tuviéramos todo el tiempo y todo el dinero? El privilegio de toda una vida es ser uno mismo.

Mira este Video El Efecto Sombra




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un abrazo y mucha luz

Paola