EL CUERPO Y SU NATURALEZA

y Dios creó al Hombre,
…en cada minuto del día y de la noche
… en cada bebé que nace
… la Creación se manifiesta
… la belleza renace sobre la Tierra.


La Naturaleza crea a los seres humanos bellos, perfectos e idénticos en lo esencial de sus estructuras.

Cada uno de nosotros tiene una belleza especial, no según los caprichos del momento sino según las propias leyes de la Naturaleza.


Con frecuencia no confiamos en la Naturaleza, creemos que nuestro deber es corregirla, vigilarla, así creamos deformaciones en el cuerpo que se convierten en dolores y bloqueos.


Estamos programados para la belleza, el cuerpo conserva para siempre la memoria de su forma ideal, a pesar de las distorsiones que creamos, los músculos siguen siendo maleables y durante toda la vida tienen la capacidad de liberarse y aproximarse a la forma perfecta.


Lo adquirido incide más que lo heredado. Las costumbres familiares y en especial el mimetismo, deforman los cuerpos con mayor frecuencia.

En nuestro cuerpo, las paredes son nuestros músculos que todo han oído y nada han olvidado. En cada uno de ellos, en la espalda, el cuello, las piernas, el diafragma, la cara, se encuentra registrada toda nuestra historia desde el nacimiento hasta el día de hoy.

Nacimos con un cuerpo armonioso, flexible, alegre y desde los primeros meses de vida reaccionó a las presiones familiares, sociales, morales, así nuestro cuerpo fue sustituyéndose por otro cuerpo, muchas veces lo sentimos como extraño, lo descuidamos, no lo nutrimos adecuadamente, somos reticentes para aceptarlo y hasta en nuestro interior lo rechazamos. El cuerpo para conformar tuvo que deformarse

… “Cómo es adentro es afuera y… como es afuera es adentro”.


A veces es mas fácil comenzar cambiando la imagen, lo externo, pero esto al poco tiempo trae insatisfacciones, por eso es necesario liberarse de las programaciones del pasado para hacerse cargo del propio cuerpo y descubrir todo su potencial.

Vivir significa nacer continuamente.
Es necesario encontrar las llaves de nuestro cuerpo, tomar posesión de él y habitarlo.

Tomar conciencia, escuchar las sensaciones, los mensajes sutiles y variados del cuerpo, nutrir adecuadamente nuestras células y abrir el acceso a la totalidad del propio ser, para recuperar la autonomía, la vitalidad, la salud, la unidad.


…”Nuestro cuerpo es nosotros mismos.
Es necesario conocerse a sí mismo y aceptar la responsabilidad de conocerse mejor que nadie
Es tiempo de tomar conciencia de la relación entre el Todo que es el Cuerpo y el Todo que es el Universo, entre el movimiento continuo de los órganos del cuerpo y el movimiento de la tierra y el sol .
Nuestro cuerpo sin esperar consentimiento de la “inteligencia” reconoce las leyes cósmicas y se somete a ellas.
Cuando hayamos comprendido como nuestro cuerpo vive su vida, nos mostraremos quizá dispuestos a ayudarle a funcionar lo mejor posible, cuidándolo y asistiéndolo por métodos que tomen en cuenta su relación con la Naturaleza…”

un abrazo y mucha luz.
Paola

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